Simplemente Bath

Puede ser una ciudad más, el mundo está lleno de ellas, pero para la novela es una de sus principales protagonistas. Solemos unir nuestra memoria a lugares y personas, formando un conjunto que permanece más o menos estable en el recuerdo, y Bath será a lo largo del relato ese lugar que quedará ligado de forma indeleble a la experiencia vivida por los personajes.

Puede darse el caso, también, de que alguno de los que lea este blog haya visitado Bath o vaya hacerlo en un futuro más o menos lejano. Quizás nos hayamos propuesto escaparnos a Bath y, quizás, la lectura de la novela nos anime a llevar a cabo dicho propósito. Nada más lejos de mi intención al situar la trama en la mencionada ciudad. Si escogí a Bath como trasfondo de las aventuras vividas por los personajes fue porque me parecía el emplazamiento idóneo para este tipo de historia: una ciudad de tamaño no muy grande, con un patrimonio monumental considerable y con lugares concretos con una carga de romanticismo que quería incluir en la novela. Tal es el caso del Puente Palladiano erigido en Prior Park, al sur de la ciudad.


Prior Park BATH Palladian Bridge. by Welsh Harlequin comments

Dicha obra adquiere un protagonismo especial y en su seno se resolverá un importante enigma planteado en la narración. De ahí su relevancia.

Pero me gustaría hablar un poco de Bath, de su historia, de las causas por las cuales fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el siglo pasado o de los personajes que dejaron una permanente huella en su estilo peculiar.

Bath, como se ha dicho, fue fundada en el siglo primero de nuestra era por los romanos en torno a un complejo de baños y a un santuario dedicado a la diosa Sulis Minerva, venerada antaño por las tribus que por allí moraban como Sulis. Éste es el motivo por el cual los romanos deciden llamar al nuevo emplazamiento Aquae Sulis.

Su privilegiada localización, en la ribera del Avon y rodeada de colinas, además de las características del terreno, permiten que el agua caída de la lluvia se filtre a través del suelo para que, a temperaturas considerables y sometida a presión, vuelva a manar a la superficie a través de las fallas del terreno. Así es como brota el agua en las termas romanas que aún se conservan hoy en día parcialmente para su contemplación, pues ya no son usadas para bañarse.

Fueron las baños los que dieron nombre a la antigua Aquae Sulis cuando los anglosajones llegaron en la Edad Media; de esta forma, la localidad pasaría a llamarse Bath tal y como hoy en día la conocemos.
Desde entonces, la ciudad sería protagonista de singulares acontecimientos históricos, como la coronación de Edgar el Pacífico en el siglo X.

Pero será en el siglo XVIII cuando la ciudad adquiere el señorío que en la actualidad nos muestra, plasmado en singulares edificios que se esparcen por la ciudad. Y es entonces cuando se populariza como lugar para el ocio de las más altas clases de la sociedad georgiana atraídas por la calidad de sus aguas. De esta época son de destacar tres personajes ilustres que cambiarán el devenir de Bath: Ralph Allen, Beau Nash y John Wood.

Sobre todos ellos, yo destacaría a Ralph Allen, el cual es descrito en la novela de la siguiente manera:


Ralph Allen fue un filántropo y adinerado señor que vivió en la ciudad de Bath durante el siglo XVIII, que llegó a convertirse en alcalde de la misma y miembro del parlamento en representación del distrito de Bath. Allen fue un hombre hecho a sí mismo,  se forjó un prestigio y una fortuna gracias a las innovaciones introducidas en el sistema postal británico. Su invención haría que obtuviera una concesión del gobierno para gestionar el sistema de correos del sudoeste de Inglaterra. Con el tiempo, fue amasando una fortuna y se hizo propietario de las canteras y de las minas de Bathampton Down, de las cuales se extraería la característica piedra que hoy puede verse en  las principales edificaciones de Bath.

Además de todo eso, Allen se convirtió en el verdadero mecenas de la ciudad durante el siglo XVIII. Contrató a los arquitectos John Wood padre e hijo para que llevaran a cabo la transformación arquitectónica de la ciudad, implantando el estilo neoclásico en emblemáticas edificaciones de la misma y basándose en las formas que creara para sus  obras el arquitecto italiano Andrea Palladio durante el siglo XVI. Ese estilo podemos contemplarlo en varias edificios de Bath como Royal Crescent, las casas con fachada circular en torno a The Circle, el puente Pulteney y la propia mansión de Ralph Allen en lo más alto de Prior Park.

De John Wood podemos decir que fue el artífice y creador del estilo predominante en muchas de las edificaciones presentes en Bath, el cual fue contratado por Allen para llevar a cabo la transformación de la ciudad.

Por último, Beau Nash fue llamado el maestro de ceremonias del elitista Bath del XVIII. A él se debían los códigos de conducta que debían adoptarse en las reuniones sociales de la emergente ciudad. Tuvo una gran relevancia social en su momento y por ello se le recuerda como el artífice de un nuevo modelo de convenciones sociales.

Seguiremos hablando de Bath. Os adelanto que en la próxima entrada podremos ver un plano detallado de la localidad en el que aparecerán los lugares de la novela, así como la rutas por las que transitan sus protagonistas a lo largo de Aquae Sulis.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Las historias de Aquae Sulis VIII: La influencia del arquitecto Palladio en Bath

Las historias de Aquae Sulis II: Herón de Alejandría y el Aelópilo

Sulis Minerva